sábado, 3 de mayo de 2014

El dinero no tiene ideología

Libertad de expresión y pluralismo informativo son términos que parecen contravenir la tendencia actual de las empresas informativas, que se agrupan en entramados mercantiles dando cabida a accionistas de campos ajenos al periodismo pero siempre con necesidades de hacer negocio, de proyectar su imagen o de influir para conseguir objetivos estratégicos.
Casi todos los grandes grupos mediáticos poseen, además, empresas de publicidad y productoras de medios; lo que se observa es una especie de autonomía productiva capaz de cubrir casi todas sus necesidades comunicativas. Si disponen de los recursos financieros, poseen capacidad de producción y son dueños de ventanas de comunicación como diarios, revistas y emisoras de radio y de TV, es fácil deducir que pondrán todo este potencial al servicio de sus empresas más alejadas del periodismo, como las que actúan en los mercados de la energía, de las armas o de la alimentación, por poner algunos ejemplos.  Entre las seis grandes corporaciones que controlan en el mundo todos los ámbitos de la comunicación, ni siquiera existe una rivalidad directa, sino que colaboran entre ellas para compartir recursos productivos y rentabilizar sus proyectos empresariales. 
La balanza EEUU-Europa en los grandes grupos sigue un patrón de alianzas que deja del lado americano a cinco de esos seis conglomerados, y como propiamente europeo solo al grupo alemán Bertelsmann (Recoletos y Planeta). Sin embargo, el origen de otros dos grupos fue también europeo y en su camino de fusiones han pasado a depender, de forma mayoritaria, por empresas norteamericanas. Es decir, que EEUU ha capitalizado los grandes conglomerados mundiales mientras que en Europa funcionan grupos de menor tamaño, aunque estructuralmente similares, donde el objetivo principal es el sostenimiento y la rentabilidad económica, como asegura Reig, “el dinero no tiene ideología”.

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